La innovación didáctica consiste en transformar las prácticas pedagógicas tradicionales mediante la incorporación de enfoques creativos, tecnológicos y participativos, buscando optimizar el aprendizaje y la interacción entre docentes y estudiantes (Rada & Magallanes, 2023). Esto revela que la innovación didáctica se hace operativa a través de las estrategias desarrolladas por el docente con la participación de sus estudiantes. Parra-Bernal et al., (2021) insiste en que la práctica pedagógica es un espacio vital para el desarrollo de experiencias de innovación, que implica cambios en la actuación docente y en la interacción con los estudiantes. 

En el marco de la innovación educativa se presta especial atención a las estrategias formativas adaptativas, la cuales se definen como prácticas de los profesores en las que ajustan su instrucción a las diversas necesidades y niveles de comprensión de los estudiantes. Desde esta perspectiva, se deja de lado el abordaje generalizado en el proceso didáctico y se asume la flexibilidad como una oportunidad de atención focalizada a la formación de los estudiantes. Guambuguete et al. (2023) cataloga la innovación didáctica como una intervención pedagógica que adapta contenidos, actividades, recursos y evaluación con el propósito de responder a la diversidad individual de los estudiantes.

Desde una mirada integradora, las estrategias formativas adaptativas son un eje central de la innovación educativa porque permiten personalizar, diversificar e individualizar el aprendizaje mediante el uso estratégico de la evaluación formativa y las tecnologías emergentes. En la actualidad, los avances tecnológicos contribuyen a dinamizar la enseñanza a través de sistemas, estrategias, plataformas y herramientas que conciban rutas de aprendizaje ajustables a la situación de cada estudiante. Las estrategias formativas adaptativas permiten que cada estudiante avance según su ritmo, necesidades y nivel de dominio.

Estos sistemas, en muchas ocasiones basados en algoritmos de IA, personalizan la experiencia educativa ajustándose a las necesidades y estilos de aprendizaje de cada estudiante para generar itinerarios de aprendizaje personalizados, rompiendo con el modelo de enseñanza homogénea (Aparicio-Gómez y Aparicio-Gómez, 2024). 

Otro aspecto clave es el aprendizaje personalizado donde el docente se convierte en un generador de posibilidades que permitan apoyar y guiar a sus estudiantes desde lo colectivo y lo individual. Se prioriza un enfoque transformador que promueva la autonomía, la adaptación a las necesidades individuales y el involucramiento con las situaciones del contexto escolar y comunitario.

En lo referente a la evaluación formativa se sitúa como un entramado de oportunidades pedagógicas que favorecen la superación de los estudiantes. Este tipo de evaluación optimiza el aprendizaje mediante retroalimentación continua y ajustes pedagógicos (Bendezú Monge, 2025). Este enfoque fomenta la autorregulación y la autonomía estudiantil (Custodio-Carbajal et al., 2025). Sus actividades, retos, proyectos… que deben ser evaluados desde una perspectiva de mejora continua, retroalimentación empática y reconocimiento del error como una oportunidad de avance.  

En conclusión, es prometedor crear situaciones de aprendizaje en las que estudiantes y docentes desarrollen iniciativas a través de estrategias formativas adaptativas que prioricen la evaluación formativa, la personalización del aprendizaje y la integración de aplicaciones móviles, inteligencia artificial y simuladores.