Autor: Pedro Emilio Ventura Sosa
26/09/2025 57 visualizaciones
Los docentes trascienden de manera proporcional a logros notables de sus estudiantes. Se ocupan en buscar nuevas formas de motivar el aprendizaje, partiendo de metodologías centradas en la investigación, la criticidad, la demostración y la exhibición de producciones.
Las metodologías activas se centran en mantener la motivación, retar a los estudiantes, compartir resultados, valorar el error como una oportunidad y promover la coevaluación basada en el respeto y la retroalimentación fundamentada y empática. La implementación de este tipo de metodología puede implicar un cambio radical. Por ejemplo, el aula invertida ha demostrado que es posible reorientar lo que durante siglos se había hecho de una manera: explicar en el aula y realizar las prácticas en casa. Con esa propuesta, los estudiantes se convierten coevaluadores de los demás, trabajan juntos, demuestran en el aula y construyen con la colaboración de sus compañeros.
El aprendizaje colaborativo demuestra que juntos lo hacemos mejor. Motivar a los estudiantes para que unifiquen sus capacidades y destrezas en favor de una meta formativa es darles la posibilidad de conocer a otros, distribuir responsabilidades, construir desde una visión compartida y celebrar logros comunes al tiempo que se promueve la tolerancia, el respeto y la confianza. Por ejemplo, cuando en una la asignatura Supervisión Escolar realizamos una demostración acerca del proceso de acompañamiento pedagógico, involucrando a los estudiantes en equipos de trabajo.
Igualmente, el aprendizaje basado en proyectos se sitúa como una opción integradora y contextualizada. Diseñar propuestas retadoras para los estudiantes es una encrucijada para que movilicen saberes, procedimientos, valores y actitudes para dar respuesta a una necesidad concreta. Los proyectos permiten situar a los estudiantes frente un punto de llegada donde el trayecto es como una escalera en la que cada escalón es una oportunidad para aprender de manera individual o colectiva. A manera de ejemplo, podría referirme a un proyecto para crear un museo de la cultura taína en la universidad.
Con una perspectiva humanizadora y solidaria recobra cada vez más prioridad el Aprendizaje servicio (APS). Esta estrategia se encamina a involucrar a los estudiantes en actividades de responsabilidad social y bienestar comunitario, teniendo los contenidos y competencias de la asignatura que se enseña como elementos mediadores en el despliegue de la estrategia. Un ejemplo sería crear una campaña de concienciación acerca del manejo de desechos sólidos. Esta actividad permite la vinculación de la docencia con la extensión universitaria. Podría incluir un despliegue presencial, directamente en la comunidad y una fase digital a través de las redes sociales.
Finalmente, gamificación del Aprendizaje abre infinidad de posibilidades lúdicas para dinamizar la enseñanza y afianzar el aprendizaje. En esta estrategia convergen posibilidades para retar, animar y mantener la atención de los estudiantes. Existen herramientas que permiten una dinámica atractiva para los estudiantes. Generalmente, la utilizo para generar expectativas al inicio de una sesión de trabajo (crucigramas, sopa de letras, nube de palabras), confirmar la apropiación de conceptos claves en el intermedio (ejercicios, pruebas) o para generar un desafío o dilema final que genere inquietud o emoción.
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