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Racionalidad y liderazgo, un llamado a la reflexión

Autor: Pedro Emilio Ventura Sosa

  18/09/2025      60 visualizaciones

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Desde la aparición del ser humano en la tierra, éste ha sido el único viviente dotado de racionalidad. Con el devenir de los tiempos esta condición del humano le ha permitido crear artimañas para sobreponerse a los animales y, por qué no, a los de su propia especie. 

Una frase popular manifiesta: "Hemos conquistado la luna y estamos destruyendo la tierra" Esta frase refleja una discrepancia con lo antes planteado sobre la racionalidad del humano y podríamos preguntarnos: ¿Utiliza el ser humano su racionalidad sólo para lo de su conveniencia? ¿Por qué el ser humano es la única especie capaz de utilizar sus potencialidades para planear y ejecutar genocidios, bombas atómicas y envenenamiento a ecosistemas, que de una forma u otra son los oferentes de su alimentación?

Este tipo de conducta es objeto de estudio para filósofos, sociólogos, psicólogos y demás analistas de las acciones humanas.  En ese tenor, se ha determinado que el género humano puede ser destruido por cinco catástrofes: la guerra, el hambre, la falta de educación, las enfermedades y la fuerza de la naturaleza.  Paradójicamente cuatro de estas cinco catástrofes son responsabilidad directa o indirectamente de los humanos. Resultaría interesante indagar qué motiva al ser humano para actuar así. Deduzco algunos factores como: el ansia desmedida de poder, la carencia de valores, especialmente el amor, la justicia y el respeto, secundado por el uso desacertado del liderazgo.

En una ocasión, Confucio acotó: "Si quieres conocer a un hombre, dale poder" Quizás en ese momento, estaba lejos de imaginar que ese reconstituyente llamado poder, iba a ser el responsable de las más grandes estolideces humanas.  En ese sentido, Siliceo Aguilar recomienda crear un Nuevo Hombre, un hombre capaz de conocerse, no poseedor de una conciencia anestesiada, que tenga una gran capacidad de aprendizaje, que su quehacer lo juzgue a través de la calidad y la productividad, enfocándose en motivar a otros para el logro de metas valiosas.

Los líderes, están llamados a obtener un compromiso educativo, dejando el egoísmo y la dependencia hacia él, donde nadie puede mudar un paso sin su presencia. En realidad, lo efectivo y provechoso es centrar las capacidades y energías hacia la consecución de metas valiosas, creación de una visión compartida y el impulso del bienestar colectivo. 

Se hace urgente un liderazgo verdadero, que busque el bien común desde el hogar, la escuela, la empresa y el Estado.  Un liderazgo donde la demagogia y la mezquindad sean sólo vestigios de pretéritas épocas.  Es hora de despertar y alimentar al nuevo ser humano, el que sí pueda legar a las generaciones venideras un ambiente de estabilidad, armonía con la naturaleza. Esto sólo les compete a los humanos, es un compromiso intransferible.  ¡Comencemos ahora!