Nayla, una estudiante de sexto grado, superó sus dificultades académicas y sociales gracias a su participación en diversos grupos y clubes de su escuela. A pesar de un comienzo complicado, Nayla encontró su lugar y prosperó en la escuela, asistiendo a actividades extracurriculares cuatro días a la semana. Los maestros y el director se convirtieron en sus mentores y guías. Al graduarse de octavo grado, Nayla expresó su amor por la escuela y su deseo de mantener el contacto.
El sociólogo Ray Oldenburg (2023) subraya la importancia de tener lo que él denomina