Esta semana pasada, durante la conferencia UPCEA MEMS en Boston, se exploró una pregunta que se está volviendo central para el futuro de la educación superior: ¿Qué se necesita realmente para involucrar a los estudiantes en un aprendizaje continuo con una institución?
En un momento de creciente volatilidad en las matrículas, cambios dinámicos globales y aceleración del cambio tecnológico, esta pregunta va al corazón de lo que deben convertirse las universidades. Durante décadas, la educación superior ha centrado su estrategia de marketing y matrículas en torno a canales de reclutamiento a nivel de programa: